martes, 10 de febrero de 2015

Matavenados Fragmento 2

Varias veces el arma le paso raspando, pero Matavenados no recibió lo que podría llamarse una herida . La imperturbable firmeza con la que enfrento a sus atacantes despertó respeto en los espectadores y cuando los jefes anunciaron que el prisionero había pasado con éxito  la prueba del cuchillo y el Tomahawk ninguno de los miembros de la tribu sentía ya hostilidad hacia el . Salvo Sumach y Saltarin
Talarobles dijo entonces a su gente que el cara pálida había demostrado ser todo un hombre …[…]
El Jefe procuro por todos los medios detener la prueba a tiempo pues sabía que se desatarían las pasiones más feroces de los atormentadores , sus intentos de interrumpir la sangrienta carrera serian tan inútiles como pretender embalsar las aguas de los grandes lagos . Convoco , por lo tanto a cuatro o cinco de los mejores tiradores y les dijo que sometieran al cautivo a la prueba del rifle , mientras les advertían que sus reputaciones dependían  de la destreza que denostaran .
Sin embargo se produjo una breve interrupción antes de que el asunto se concretara.
Enriqueta Hutter había presenciado todo lo ocurrido, y al principio la escena había hecho que su mente se paralizara; pero ahora reacciono indignada ante el inmerecido sufrimiento que los indios le habrían infringido a su amigo. A pesar de ser tímida como un cervatillo, en muchas ocasiones afloraba en ella la intrépida defensora de la causa de la humanidad .Ahora ingreso al círculo, suave, femenina, hasta púdica pero severa y firme hablando como quien sabe sostenida por la autoridad de Dios .
-¿Por qué atormentan a Matavenados pieles rojas?-pregunto- ¿Qué les ha hecho para darles derecho a jugar con su vida? . Si algún cuchillo o Tomahawk le hubiera acertado , ¿Quién de ustedes hubiera podido curar la herida? Además , al herir a Matavenados estarían hiriendo a un amigo ; cuando mi padre y Torbellino vinieron arrancarles las cabelleras, Matavenados se negó a acompañarlos y se quedo solo en la canoa. ¡Al atormentar a este joven están atormentando a un amigo ¡
Los Hurones la escucharon con grave atención y uno de ellos, que sabia ingles , tradujo lo que la joven había dicho . En cuanto a Talarrobles entendió el contenido de lo dicho , le respondió en su propio dialecto y el interprete tradujo al ingles la respuesta .
-Bienvenidas son las palabras de mi hija – dijo el severo y anciano orador , con tono amable y sonriendo con tanta amabilidad como si se dirigiera a una criatura . Los hurones se complacen al oír su voz y escuchan lo que dice . El gran Espíritu suele hablar a los hombres a través de estas voces . Esta vez ella no ha abierto suficientemente los ojos para ver todo lo ocurrido. Matavenados no vino a arrancarnos el cuero cabelludo , es verdad ¿Pero para que vino? . Aquí sobre nuestras cabezas , se yerguen nuestros tocados de guerra , listos para ser arrancados ; un enemigo audaz debería extender la mano y arrebatarlos . La nación Iroquesa es demasiado noble para castigar a los cazadores de cabezas. Nos gusta ver que los demás hacen lo mismo que nosotros .Que mi hija mire alrededor y cuente mis guerreros , habría menos guerreros que en el momento en que ustedes llegaron a mi territorio de caza .. Ahora me faltan tantos guerreros como dedos de la mano .¿Donde están esos dedos? . Dos fueron cortados por esta cara pálida, mis hurones desean saber si lo consiguió gracias a un corazón valiente o gracias a engaños , como un taimado zorro o como una pantera .
- tomismo viste hurón , como cayo uno de ellos . Yo lo vi, y todos lo vieron.
Fue un espectáculo sangriento, pero no fue culpa de Matavenados . El guerrero quiso quitarle la vida y él se defendió. No sé si el buen libro lo aprueba, pero todos los hombres harían lo mismo . Vamos , si quieres saber quien dispara mejor , dale a Matavenados un rifle y veras que el es mucho mas diestro que cualquiera de mis guerreros .
Si alguien hubiera podido observar esta escena con indiferencia , le hubiera resultado graciosa la seriedadcon la que los salvajes escucharon la traducción de este inusual pedido . Ni pulla , ni una sonrisa empuño su sorpresa , pues el carácter y los modales de Enriqueta eran demasiados puros para despertar burlas bestiales y feroces . Por el contrario obtuvo una respuesta atenta y respetuosa .
-Mi hija no siempre habla como un jefe ante el consejo reunido en torno del fuego –explico Talarrobles-, o no habría dicho nada de esto. Dos de mis guerreros han caído bajo los golpes de nuestro prisionero; su tumba es demasiado pequeña para albergar a un tercero . A los hurones no les gustaba apiñar a sus muertos . Si un espíritu de mas esta a punto de partir hacia otro mundo, no debes ser el espíritu de un huron , sino el de un cara pálida . Ve hija y siéntate junto a Sumach , que esta de duelo . deja que los hurones demuestren su puntería , deja que el cara pálida demuestre su indiferencia a las balas .
Tras esta interrupción , los guerreros volvieron a ocupar sus puestos , y otra vez se dispusieron a demostrar su pericia , con dos objetivos en vista : poner a prueba la entereza del cautivo y hacer gala de la firmeza del pulso de los tiradores , aun en momentos de gran agitación . Por cierto el rostro de Matavenados estaba tan próximo a las bocas de las armas que apenas si podía evitar el deslumbramiento del fogonazo, y sus ojos miraban directamente a los cañones preparándose para el fatal mensajero que estaba a punto de brotar de uno de ellos acomodaron el arma , pero no sin antes haberla apuntado directamente a la frente del prisionero , con la esperanza de lograr asi que la fortaleza lo abandonara . No obstante , todos ellos tuvieron gran cuidado de no herirlo , ya que el descredito de matarlo prematuramente solo era menor del que fallar el tiro por completo . Efectuaron disparo tras disparo y todas las balas pasaron a la misma distancia de la cabeza de Matavenados , sin rozarlo .
-Podría llamar a esto puntería , Mingos –exclamo-.Desátenme los brazos , pongan un rifle en mis manos , y desde noventa metros de distancia incrustare en el árbol y de un tiro el penacho mas delgado que penda de la cabeza de cualquiera de los presentes .

Esta provocación fue recibida en un murmullo grave y amenazante . La ira de los guerreros se encendió al escuchar semejantes burlas de quienes los desprecia al punto de no pestaña cuando se descargaba un rifle casi tan cerca como para quedarle la cara . Talarrobles se interpuso a tiempo impidiendo así que los demás procedieran salvaje torturarlo hasta matarlo .
-Ya veo- dijo- Hemos sujetado a Matavenados con demasiada fuerza ; las sogas impiden que sus miembros tiemblen y que sus ojos se cierren . Aflójenlas, y veamos de que esta hecho su cuerpo realmente 
James Fenimore Cooper Matavenados "El Fin de la Inocencia" 
Antologia de cuentos norteamericanos del sigloXIX 

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